Hoy voy a dedicar un poco de tiempo a hablar sobre la información que existe a día de hoy respecto al coronavirus (COVID-19) y la alimentación. Posiblemente, durante esta crisis en lo último en lo que pensamos es en esta relación coronavirus-alimentación.
Pero no te preocupes, es normal. La situación que estamos atravesando conlleva una gran cantidad de problemas que coloca a la alimentación en un segundo plano. Sin embargo, esta puede llegar a influir también en el momento del contagio o la posterior recuperación del enfermo.
Desde el 14 de marzo que empezó el estado de alarma, se han ido dando pequeños pasos, algunos buenos, otros no tantos y otros demasiado cortos. Pero, lo importante, es que todos los especialistas y profesionales de los diferentes campos se pusieron manos a la obra para combatir esta epidemia. Aún no hay mucha información sobre si afecta o no a los alimentos, si se puede transmitir a través de ellos, si la alimentación influye en la recuperación, o cómo lo hace en el caso de ser afirmativo. Sin embargo, ya se pueden hacer algunas afirmaciones, aunque aún con la boca pequeña.
Contents
¿Cómo se transmite?
Como estamos cansados de escuchar, se transmite principalmente de persona a persona por vía aérea. Las pequeñas gotas de saliva que salen de nuestra boca al hablar, estornudar o toser contienen el virus, y cualquier persona que se encuentre cerca puede inhalarlo y contagiarse. También se puede producir un contagio por contacto, cuando tocamos con las manos superficies en las que está presente el virus, y posteriormente nos llevamos las manos a la boca, ojos o nariz.
Por ello, hay que tomar medidas para prevenir el contagio que, a estas alturas, ya todos deberíamos saber. Pero por si un caso, os dejo las recomendadas por las autoridades sanitarias.
Sí que es verdad que existen otros virus que se pueden transmitir por los alimentos, sin embargo, con el nuevo coronavirus no se da el caso, ya que solo afecta a las vías respiratorias.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) informa que:
«no hay pruebas de que los alimentos sean una fuente o una vía de transmisión del virus´´
EFSA
Los científicos no han informado de ningún caso de transmisión de coronavirus a través de los alimentos, tras un seguimiento de la propagación del virus. Esto no quiere decir que no exista relación coronavirus y alimentación, ya que no existen investigaciones ni información adicional sobre ello, simplemente, que es poco probable que se produzca el contagio a través de los alimentos. Las investigaciones que se han realizado, se han basado en una comparativa con otros brotes similares a este.
Por ese motivo conviene seguir unas recomendaciones, ya no solo para prevenir posibles contagios de coronavirus, sino para prevenir cualquier enfermedad asociada con los alimentos.
Estas recomendaciones son similares a las que ya se daban antes de esta crisis:
LAVAR
- Nuestro cuerpo puede ser transmisor del virus, es decir, si tenemos el virus podemos contaminar los alimentos mientras los preparamos o manipulamos. Por esto debemos tomar algunas medidas para evitar el contagio, como evitar hablar y comer encima de los alimentos, toser o estornudar sobre los alimentos, evitar tocarnos (cara, piel, pelo) mientras manipulamos los alimentos, evitar probar la comida con el dedo o con cubiertos si los acabamos de introducir en la boca y evitar preparar alimentos para otras personas si presentamos síntomas.
- Debemos lavarnos las manos con agua y jabón, antes de empezar a manipular los alimentos y cuando sea necesario. Es mejor no usar guantes, ya que las medidas de seguridad van a ser las mismas que si no los usamos.
- Debemos lavar con frecuencia los utensilios que utilizamos para la manipulación de los alimentos. Podemos usar agua y jabón de lavavajillas o lavavajillas. En este último caso la seguridad va a ser mayor ya que añade un lavado a alta temperatura, lo que permite eliminar el virus.
- Limpiar y desinfectar las superficies. Se debe lavar con agua y jabón y desinfectar (por ejemplo con lejía) las superficies para asegurar que no se produzca contaminación de los alimentos durante el procesado.
- Debemos lavar y desinfectar los alimentos que vamos a consumir crudos, bajo el chorro de agua del grifo, utilizando cepillos específicos para frutas de cáscara dura y algunas verduras, después se deben secar en papel de cocina y si nos vamos a comer la fruta y verdura con piel es recomendable desinfectarlas. Se pueden desinfectar con lejía siempre que se realice de forma adecuada (diluida al 5%, 1 cucharada de postre por cada 3 litros de agua). No se deben utilizar otras sustancias (vinagre, limón, bicarbonato, bebidas alcohólicas) como desinfectantes.
¿Qué hacemos con los envases de los alimentos?
Como ya se ha dicho anteriormente, no hay pruebas de que se produzca un contagio entre los alimentos, ya sean envasados o no, y los humanos, pero debido a la estabilidad (que sí se ha estudiado) del tiempo que puede durar el virus en diversas superficies es mejor tener en cuenta algunas consideraciones.
En la cadena alimentaria ya se han extremado las precauciones, pero hay que tener en cuenta que el riesgo 0 no existe. No hay que obsesionarse porque la probabilidad es muy baja, pero no está de más tomar algunas medidas para cuando lleguemos a casa después de hacer la compra:
- Desechar los envases externos que no sean imprescindibles.
- Desechar las bolsas de plástico y lavar las bolsas reutilizables a una temperatura superior a 60ºC.
- Desinfectar los envases de cristal, plástico o metal con un paño y un poco de lejía diluida.
- Separar los envases que hemos desinfectado de los que no.
- Lavar bien las manos y desinfectar las superficies al terminar.
¿Y si tenemos alimentos sin envase que no se pueden lavar ni desinfectar?
Los productos de panadería es obvio que no podemos ni lavarlos con agua, ni desinfectarlos con lejía, pero como no existen estudios de la permanencia del virus en este tipo de superficies, no se puede valorar tampoco el riesgo. Lo que sí se puede hacer es tomar diversas medidas durante toda la cadena alimentaria, como no hablar, toser ni estornudar cerca de los productos; manipulación con manos limpias o guantes; evitar la contaminación cruzada; mantener los alimentos protegidos y utilizar envases en el momento de servirlos.
SEPARAR
Separar los alimentos crudos o sucios de los que ya están limpios y listos para consumir. Para ello debemos organizar bien el frigorífico y evitar el empleo de un mismo utensilio para ambos alimentos, o lavarlo muy bien entre ambos usos, y no solo hablamos del cuchillo, hablamos también de la tabla de cortar, de las manos… Cualquier herramienta que esté en contacto con los alimentos.
COCINAR
El calor es uno de los principales tratamientos que puede eliminar el coronavirus. Se debe cocinar a una temperatura adecuada durante un tiempo suficiente. Se estima que calentar a 65ºC durante 4 minutos es suficiente para eliminar el virus, aunque se recomienda llegar a los 75ºC en el centro del alimento. Respecto al consumo de alimentos crudos de origen animal puede suponer un mayor riesgo que los cocinados por lo que conviene no consumirlos, al menos hasta que la pandemia pase.
ENFRIAR
La temperatura afecta en gran medida al crecimiento de bacterias. Pero cuando hablamos de virus, coronavirus, y alimentos esto no afecta en absoluto. Es decir, los virus no son capaces de replicarse en los alimentos. Disminuir su temperatura no va a hacer que disminuya el crecimiento del coronavirus, ni que aumente si su temperatura aumenta. Pero aunque no dependa el crecimiento de virus de la temperatura de conservación, sí que se recomienda refrigerarlos al menos a 4ºC, por la propia seguridad del alimento.
Aunque no tiene relevancia en el virus, hay que respetar las fechas de caducidad y consumo preferente, por la seguridad del alimento. Es recomendable respetar ambas fechas, pero es importante hacerlo cuando se trata de una fecha de caducidad, ya que puede suponer un riesgo para la salud si se supera esa fecha.
Si quieres saber más, te recomiendo que leas el siguiente artículo de Gominolas de petróleo, muy completo, sobre la situación actual del coronavirus y la alimentación.
No existe ninguna alimentación para disminuir el contagio. Lo que sí que funciona es llevar una buena alimentación que mantenga un buen estado de salud, pero para el coronavirus y para cualquier otro tipo de virus, bacterias y en cualquier situación. Un buen estado de salud se consigue con una alimentación adecuada, realizando ejercicio físico diario y cuidando nuestra mente.
Durante esta pandemia, la cual nos tiene confinados en casa, es importante prestar atención al aporte de vitamina D, debido a que su principal aporte se realiza a través de la luz del sol. Por eso es una de las posibles deficiencias que podemos sufrir durante esta situación.
Se recomienda llevar una dieta basada en frutas y verduras, planificar nuestros menús y evitar procesados con alto contenido en grasas, azúcares y sal. Si quieres saber más te recomiendo que veas la Masterclass de Alimentación saludable en estado de alarma, disponible en mi página web durante la cuarentena.
¿Y si estamos contagiados?
Aún queda mucho trabajo por hacer, pero ya se pueden establecer unas recomendaciones sobre coronavirus y alimentación para tratar la sintomatología, sin ser recomendaciones específicas para el virus.
Actualmente no existe un tratamiento nutricional específico para tratar el COVID-19. Las pautas nutricionales van dirigidas a paliar la sintomatología generada por la fiebre y los problemas respiratorios, asegurando una adecuada hidratación.
Los síntomas del coronavirus suelen ir acompañado de falta de apetito, una ingesta adecuada de alimentos y un aumento de la deshidratación, que puede llevarnos a hipotensión.
Pacientes con sintomatología leve.
Si presentas una sintomatología leve, llevar una alimentación saludable, basada en el consumo de alimentos de origen vegetal (frutas y verduras, legumbres, cereales en sus variantes integrales, frutos secos y el aceite de oliva virgen extra) y en menor medida, alimentos de origen animal (carnes, pescados, huevos y lácteos), es la mejor recomendación.
La hidratación es un factor muy importante, especialmente para la población de mayor edad. Se debe garantizar un consumo adecuado de líquido a demanda (según la sensación de sed), incluso si no aparece esa sensación en las personas mayores, utilizando agua como fuente principal de hidratación.
No existe ningún nutriente o compuesto que ayude a prevenir la infección del coronavirus, como ya he dicho anteriormente, y tampoco para combatirlo.
Simplemente hay que tener en cuenta que algunos nutrientes como el cobre, folatos, hierro, selenio, vitamina A, vitamina B6, vitamina C, vitamina D y zinc, contribuyen al normal funcionamiento del sistema inmunitario. Pero no hay pruebas de que un nutriente o compuesto procedente de los nutracéuticos ayuden a prevenir o tratar el coronavirus. Su aporte debe ser a través de una alimentación saludable.
Pacientes con sintomatología grave.
Para los pacientes críticos, que normalmente se encuentran ingresados en la UCI, ya se están estableciendo protocolos de alimentación, como ocurre en el Hospital General de Valencia. Estos protocolos prestan especial atención a la hidratación de los pacientes.
Los pacientes afectados presentan altos requerimientos calóricos-energéticos, por lo que presentan un elevado riesgo nutricional. A eso hay que sumarle que pueden tener dificultad para cubrir sus necesidades nutricionales por vía oral.
El tratamiento de estos pacientes se debe realizar por especialistas de la nutrición, ya que son los personajes adecuados para realizar un tratamiento óptimo. Su gran labor, junto con la de los demás profesionales sanitarios, es esencial en estas situaciones, donde, en este caso, coronavirus y alimentación pueden estar ligados de una forma u otra.
Espero que te haya gustado la publicación, trabajo para aportaros la mejor información contrastada y con evidencias. Si tienes alguna consulta, no dudes en escribirme.