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Impresoras 3D ¿en alimentación?

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Cuando escuchamos que ya hay impresoras 3D que imprimen alimentos y que además estos alimentos se comen, a todos se nos pasan por la cabeza millones de preguntas, del tipo ¿seguro que se puede comer?, ¿puede cocinar por mí?, ¿es seguro?, ¿Cómo lo hacen?, … Hoy voy a contestar a algunas de esas preguntas.

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¿Qué es?

Una impresora 3D crea objetos usando distintas materias (en forma líquida, polvo o filamentos) que se funden o solidifican dando la forma deseada.

La información hoy en día respecto a normativa, regulación y desarrollo es muy escasa. Si hablamos en el ámbito alimentario, podríamos decir incluso, nula. Además, la opinión pública tiene sentimientos contradictorios; por una parte, da curiosidad, y por otro, miedo a lo nuevo y lo desconocido.

¿Cómo comenzó?

Las impresoras 3D se desarrollaron con el objetivo de minimizar el tiempo y disminuir los costes de moldes y estructuras tridimensionales en el diseño industrial.

La necesidad de incorporar esta tecnología en el ámbito de la alimentación viene de la mano de la NASA. El objetivo de crear comida con una impresora era ayudar a los astronautas a llevar una alimentación adecuada y con una buena presentación en las misiones espaciales.

¿Cómo funciona?

Al igual que cualquier impresora, las impresoras 3D de alimentos trabajan con un hardware y un software. El software no tiene más complicación que el software de un ordenador, en cambio, el hardware es algo más complicado, ya que se necesita un proceso de selección, dosificación, calentamiento, cocción y posicionamiento de los ingredientes para conseguir finalmente el alimento.

Los equipos funcionan con sensores que se guían en ejes de tres dimensiones, XYZ. Los ingredientes se incorporan en cartuchos en diferentes cantidades, y listo para crear.

Por ejemplo, ya se han realizado hamburguesas vegetales con estas impresoras. Para ello utilizan una pasta de arroz, guisantes y algas marinas, y se le da la forma de una hamburguesa simulando la carne.

Hoy en día.

No hace falta ir al espacio para consumir comida impresa en 3D, ya hay restaurantes que trabajan con impresoras 3D. Sin embargo, estos platos solo son asequibles para pocos bolsillos. Pero tiempo al tiempo. Además, ya se pueden encontrar las primeras impresoras 3D en el mercado. 

No se puede comparar con la cocina tradicional, puesto que no pueden conseguir la textura, la apariencia ni la consistencia de los platos de nuestro día a día.

En la actualidad, estos sistemas permiten decorar tartas, pasteles, decorar platos, obtener dibujos. Por lo que no se puede hablar de revolución del sector por el momento, pero hay que pensar en el futuro que nos deparará esta tecnología tan innovadora.

Problemas.

El principal problema de la impresión de alimentos, además del sabor y la limitación en la textura, apariencia y consistencia, es la seguridad alimentaria. ¿Podemos asegurar una correcta seguridad alimentaria? Estas máquinas, al igual que cualquier impresora, tiene pequeños huecos donde los ingredientes pueden acumularse y provocar contaminación. Por tanto, con el desarrollo de esta tecnología se deben desarrollar formas de limpieza y desinfección que aseguren la seguridad.

Hoy en día, otro problema con el que nos encontramos, es la funcionalidad. ¿Podremos preparar un plato de paella tal y como lo hace nuestra madre? Puede ser difícil de imaginar pero seguro que es cuestión de días que se empiecen a desarrollar platos complejos, con todas sus características sensoriales tal y como las conocemos hoy en día.

Futuro.

Además de mejorar las características de los platos, las empresas que invierten en impresoras 3D para el sector alimentario desean realizar una tecnología que solucione problemas, como la dificultad para tragar o masticar, o recomendaciones nutricionales específicas.

Con esta tecnología se espera realizar dietas personalizadas y adaptadas a cada individuo. De esta forma se busca ahorrar tiempo y cubrir las necesidades nutricionales particulares según nuestra actividad física, economía, gustos, …

Por otro lado, el sobrecrecimiento de la población, con la consecuente escasez de recursos naturales, nos hace buscar alternativas que nos aseguren la supervivencia de forma sostenible. Un desarrollo sostenible de esta tecnología, con una emisión de carbono mínima y con bajo consumo energético, evitando además el desperdicio de toneladas de alimentos al año, será imprescindible para tener un futuro claro.

Con la iniciativa de las hamburguesas veganas ha aparecido para resolver el problema de sostenibilidad que tiene la producción intensiva de carne.

En conclusión, para que esta tecnología tenga un futuro no muy lejano debemos cambiar nuestra forma de pensar. Debemos hacerle hueco a las nuevas tecnologías, sin poner en riesgo la seguridad alimentaria, ya que nos pueden aportar muchísimas ventajas.

Si deseas más información sobre este tema o darnos tu opinión, escribe un comentario.

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